Vivir para vencer la muerte. El color rosado que deja la conocida campaña de la Cinta Rosada y Azul que se hace en octubre, se cuela como todos los días entre las paredes frías del Instituto Oncológico (ION), lugar donde la vida depende de un hilo y donde ese hilo se hace fuerte con la esperanza y el amor de los familiares, que son el mayor apoyo de los pacientes con cáncer.
El frío de la madrugada se hace evidente todos los días frente a la puerta de quimioterapia que lleva el nombre de Gretel Vallarino de Morgan de ION. Este lugar es el más temido por los pacientes, ya que allí es donde se hacen las quimioterapias para controlar o vencer la enfermedad que se cobra ciento de vidas en Panamá.
Afuera de la sala, la fila para recibir el tratamiento parece interminable, los pacientes solo levantan su cabeza para ver si les toca el turno de entrar; algunos sumidos en el dolor y cansancio, otros están postrados en una silla de ruedas.
Entre suspiros cuentan que solo son fuertes por las palabras de esperanza que le susurran sus familiares al oído, ellos son los que los acompañan a la terapia, dejando al descubierto que la familia es pieza clave en un proceso tan difícil. Y es que el cáncer tiene un impacto en lo personal y familiar en la vida de las personas diagnosticadas, porque todos temen lo peor, ya que representa la segunda causa de muerte entre los panameños.
Hasta 2018, preliminarmente, ION registró 4,128 casos nuevos de cáncer. De estos 778 fueron de mama, 507 de cuello uterino, 273 de próstata, 248 de colon 234 de estómago y 194 de piel. Las últimas cifras del Registro Nacional de Cáncer apuntaban que para el año 2014 se registró un total de 2 mil 963 muertes a causa de los diferentes cánceres en el país.
Otra oportunidad de vida, historias de lucha
"Tener cáncer no es fácil, pero la familia y la fe en Dios ayuda a superarlo y aceptarl"o, contó Cecilia Cedeño, sobreviviente de la enfermedad. Se ha llevado lentamente mi salud, mi cabello y hasta me dejó sin un seno, pero hoy estoy viva y a la fecha libre de células cancerosas", dijo Cedeño; a pesar de esto ella sabe que ha ganado la primera batalla, pero no la guerra.
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Angela Medina de Nieto, también es paciente de cáncer de mama y le ha tocado luchar contra la enfermedad durante 18 años. Mi abuela materna falleció debido al cáncer y cuando pensé que todo había acabado solo comenzaba, pues ahora soy yo quien sufre de cáncer; mi familia entera se mudó a mi casa.
En la capital hay más casos de cáncer
La mayoría de los afectados con la enfermedad provienen de la provincia de Panamá, seguido de Veraguas, Chiriquí, Coclé, Herrera y Colón, sin una causa aparente.
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En Panamá, la coordinación del Plan Nacional para Prevención y Control del Cáncer se encuentra en proceso de revisión del Plan Nacional y, junto con los especialistas, organizaciones no gubernamentales y pacientes, se están revisando los siete cánceres priorizados del país.
Miguel Ángel Jordán García, médico general y miembro de la Coordinación Nacional de Enfermedades No Transmisibles (ENT) del Minsa, explicó que tenemos un plan nacional para la prevención y control de cáncer en Panamá, lo cual está en proceso de revisión con las comisiones de los cuatro cánceres priorizados: cáncer de mama, de piel, de pulmón y cáncer de colon y recto.
En este sentido, dijo que se hacen los primeros avances para la revisión del plan; ya que el actual va de 2010-2015 y se quiere extender a 2018-2028, avalando las recomendaciones que hiciera el National Cancer Institute de Los Estados Unidos, entidad que revisa los planes de cáncer de los países que lo conforman, pero cuando se finalice se informará de los resultados.
No volverán a dormir en parques
Aunque en la ciudad se mantienen las mayores cifras de cáncer hay un gran porcentaje de pacientes que viajan del interior del país en busca de salud.
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Corría el año 90, cuando Carol Vallarino de Montenegro, a quien sus amigos llamaban Mausi, observó como pacientes de cáncer dormían en las afueras del Hospital Santo Tomás (HST), esperando el día siguiente para un tratamiento. En aquel entonces allí se realizaban las quimioterapias.
A partir de ese momento y luchando contra su propio monstruo, una leucemia, emprende un proyecto para albergar a estos pacientes y que dejaran de sufrir en las calles.
Mausi muere en su lucha contra el cáncer y su sueño queda paralizado, aunque por muy poco tiempo, ya que su familia lo reactivó, convirtiéndolo hoy en una bendición para cientos de panameños que viven lejos y necesitan seguir un tratamiento. Así nace la Fundación Casita de Mausi.
La experiencia Mausi
No hay lugar como el hogar, así suena una frase muy popular con la cual se identifican los pacientes de cáncer que abandonan su casa para buscar en la ciudad un tratamiento contra la enfermedad, la mayoría no cuenta con la facilidad económica para soportar la carga que implica quedarse en la ciudad.
Pero en medio de tantos temores emocionales y económicos que estos pacientes enfrentan la Fundación Casita de Mausi les brinda un alivio al albergar a esos pacientes de áreas lejanas que no pueden viajar a diario para sus tratamientos.
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En este sitio pequeño pero acogedor, se les da más que una estancia, pues reciben mucho apoyo espiritual y emprendedor.
Marta Maddox, administradora de la casa, explicó que a través de las trabajadoras sociales del ION y la fundación, a las personas se les hace un estudio para determinar su situación económica y luego se coordina con la administración de la casa para asignarles una cama. El lugar asignado dependerá de si es hombre o mujer y el tipo de cáncer que padece.